domingo, 27 de octubre de 2013

Alto a la criminalización de la protesta




México. El encadenamiento de represión a manifestaciones que comenzó desde el 1 de diciembre de 2012, el día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, “busca restringir las libertades y revertir la exigencia de mayores derechos por parte de la ciudadanía”, valora José Rosario Marroquín, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Prodh), en entrevista con Desinformémonos

Detrás de la estrategia están “sectores duros del gobierno, o nostálgicos o muy bien colocados con las medidas de mano dura; también sectores empresariales que afectan a comunidades y pueblos, y tienen un interés muy claro en inhibir las expresiones de protesta y de exigencia de derechos”.

Durante las marchas del 1 de diciembre, 1 y 13 de septiembre y 2 de octubre, los medios de comunicación resaltaron la presencia de grupos de personas dentro de las manifestaciones que protagonizaron enfrentamientos con la policía, a los que llamaron “anarquistas” o “encapuchados”. Por otra parte, organizaciones sociales denunciaron tanto la presencia de “infiltrados” como de policía vestidos de civil que realizaron detenciones.

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