… donde las líneas y los conjuntos de las distintas opresiones se cruzan;
donde las luchas se encuentran y se unifican; donde se producen diálogos; donde
la política se funde con la vida cotidiana; donde la explotación y la
mercantilización de las personas y el planeta se multiplican… Y desde donde se
las combate…
El debate político y mediático de
las últimas décadas en torno al aborto ha ido acompañado de una creciente
apropiación monopólica de la defensa de la vida por parte de la derecha y una
interesada contraposición de ésta a la reivindicación del feminismo del derecho
a decidir. Si bien las feministas nos hemos defendido de la sibilina acusación
de egoístas y/o infanticidas por parte de la maquinaria católica y sus profanos
fieles, cabe reconocer que nuestros intentos de cuestionar la defensa de la vida
como quehacer exclusivo de la derecha han dado hasta el momento escasos frutos:
por muy antielección que sean, los antielección son por todo el mundo conocidos
como provida y, por muy provida que sea, el feminismo sigue siendo identificado
como proaborto.
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