miércoles, 25 de julio de 2012

1, 2, 3… por mi y tod@s


A últimos días de Julio, 2012
1, 2, 3… por mi y tod@s [i]
Por: Tarikles

¡Yo soy # 132!

Defendiblemente para el oriundo concurrente, espectador o simple escucha de Televisa, Tv Azteca, u algún otro de los medios dedicados al manejo de información y las noticias, el movimiento Yo soy # 132 se remite a la impronta de estudiantes IBERO-mexicanos realizada frente al entonces candidato priísta Peñas, el del copetín. Por tanto, su origen deviene de ése entonces. 

¿Quiénes participan en dicho movimiento?

Como simple artificio mental, decíamos de su origen en la IBERO, universidad privada y elitista, no obstante sostener que son ellos y sólo ellos quienes han aglutinado en las calles pre y post a la elección del 1 de julio, resulta insuficiente. Regularmente quienes salen y toman las calles, como propias, son distinguidos de proles; mas dejó claro la sapiencia de la hija del copetín al definirles de ésta forma a quienes arremetían vituperios en contra de su padre.  

Que estudiantes y personas han dirigido, manipulado y ayudado en beneficio de uno de los competidores de la contienda electoral, pintados de color amárelo. Que un tiempo anduvieron, de nuevo, los blanquiazules peleando la dirección. Que existen grupos y personas que se han adentrado para re-dirigir al movimiento a sus demandas e interés. Que existen manos “ocultas” dando sentido y fuerza al mencionado Yo soy # 132. Que lo que se pretende es desestabilizar al país. Que Igualan de banales. Que se pudieran definir como la continuación de los Ninis. Que son productos no productores. Que representan la síntesis de inconformidades anejas del país, que además vienen y dejan manifiesto la corruptela, desgaste e inoperancia de las instituciones, partidos y medios alrededor de la elección presidencial en México

¡Ni uno, ni otro o todos a la vez!

Lo peligroso resultaría que tanto unos como otros dejáramos en el olvido a quienes desde el 2006, con mayor ahínco, han brincado de las calles a los medios, medianos y grandes emporios mediáticos; l@s asesinad@s, ejecutad@s y desaparecid@s del sexenio de Calderón así como los feminicidios del norte del país.

¿Cuáles serían las conclusiones?

De tajo lo que retoza cada semana pre y post a la elección 2012, a través de los periódicos, los folletines, los volantes, correos y demás posicionamientos y caracterizaciones ha sido un avance cuantitativo y cualitativo ante el típico y básico repliegue juvenil que regularmente consideraban que hacer política era cómo asistir a una fiesta, a un carnaval o a uno de ésos lugares que denominan antros. Pretender resolver, si táctica o estrategia resultan lo mismo, ha dejado de discutirse en las cantinas y bares para ellos.

¡Lo que pudiera estar pasando dentro del movimiento, de las asambleas, de los grupos al interior, de las posiciones es lo que solían llamarme mis maestros en Derecho, the real polytic!

Es decir, lo importante además de los empujones, escupitajos y desacreditaciones es que la gente decida por si mismo sobre la vida política del país. Resulta un acierto cualitativo que sectores de dicho movimiento hayan abierto sus demandas y asambleas para pretender enraizarse a otras luchas con mayor tiempo y experiencia. 

Ya hubiésemos querido muchos de mi generación, y otras más seguramente, que se nos invitase a escuelas públicas, privadas, mixtas, zócalos, parques y calles a discutir sobre cómo se disputa hoy el presente de nuestro país.

 ¡A discutir política políticamente!


[i] De niñ@s hubimos quienes conocimos un juego popular previo a las maquinitas, el Nintendo y la Internet. Solíamos llamarlo “Bote Volado”, y la esencia a destacar de dicho entretenimiento callejero era la solidaridad. Quién lograba llegar antes que los demás, y logrando eludir a quién representaba de verdugo, malo o castigado, tenía la posibilidad de solidarizarse con los demás escondidos, ello significaba, en palabras actuales, otro turno de jugar sin ser descubierto. La frase era “1, 2, 3 por mi y por todos mis amigos”. Cabe decir que esta situación era opcional, es decir, no todos quienes llegaban primero estaban obligados a decirla, por tanto, el asechador seguía buscando a los demás jugadores menos hábiles. Había quienes eran solidarios y quienes no.  

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