Colectivo La Gota
Programa mínimo
Compañer@s, en el texto que ahora presentamos, plasmamos no sólo
nuestras aspiraciones y las ideas que nos guían, sino sobre todo la práctica
que hemos desarrollado en el transcurso de nuestra participación dentro del colectivo.
Nosotros ahora mismo estamos ante dos situaciones de coyuntura, por un lado la
pérdida de quien era nuestro cuadro profesional Luis K’Fong, miembro
insustituible e imprescindible para la lucha política no sólo de nuestro
agrupamiento sino en general de los de abajo, y por otro, en junio 2011 la
fusión con el grupo de Doble Resistencia. Así pues los planteamientos que
hacemos a continuación no son un programa acabado sino una construcción
flexible y en permanente discusión.
Tipo de organización
Los integrantes de La gota
conformamos un colectivo, no precisamente una organización con un comité central, o con un secretario, director,
líder, jefe o algo similar.
Nos consideramos un grupo
democrático, y definimos la democracia a la que aspiramos como “un
sistema en el que las decisiones las toman el mayor número posible de quienes
luego tendrán que asumir las consecuencias de esa decisión; que prefiere las
acciones y opiniones directas a las delegadas y la participación amplia y
profunda en la política a la simple y superficial y, finalmente, reconoce y
protege un ámbito privado inviolable en el que el individuo o el subgrupo toma
decisiones sobre las cuestiones que a él y sólo a él luego le afectarán”. Luis
K’Fong (†) .
Es decir que en La gota participamos directamente el mayor número de
personas posibles en la toma de decisiones, porque entendemos que sólo en un
ambiente de tolerancia, libertad, diálogo, negociación podrá ser la liberación
definitiva de los débiles. Esto lo aplicamos tanto internamente como en los
movimientos donde intervenimos, porque creemos que la democracia no es un
asunto que se pueda posponer hasta ganar la revolución que dará a los de abajo
el poder.
Por ejemplo tenemos la premisa que la toma de decisiones se realice
privilegiando el consenso. Cuando las decisiones son por mayoría no obligan a
la minoría a realizar la propuesta pero se le exige no obstaculizarla.
Así pues somos más una red de militantes sin jefes que una
organización con órganos predeterminados.
Una de nuestras estrategias es publicar una revista, La gota, que cuenta con once años de
existencia. Esta publicación, a la vez que nos permite debatir entre nosotros,
crea un espacio independiente a las órdenes de aquell@s que se reclaman a favor
de los de abajo, en tanto que en los medios de comunicación burgueses no
tenemos posibilidad de ser escuchados. Durante el tiempo en que se ha elaborado
y distribuido nuestra publicación, nos hemos dado cuenta que es necesario tener
nuestro propio aparato de imprenta para poder controlar el proceso
directamente, para esto hemos ido creando un fondo que permita la adquisición
de una imprenta.
El colectivo que poco a poco se ha ido consolidando, la revista y el
fondo que hemos estado reuniendo con mil y un sacrificios, tienen un fin, uno
claro, indudable e inconfundible: A saber, empoderar a l@s de abajo, darles
voz, ayudarles a construir las armas de la crítica, para que libren su
cotidiana batalla contra quienes les oprimen. Estratégicamente, hemos optado
por construir la unidad de quienes nos reclamamos de izquierdas, de quienes
entendemos que la liberación del género humano no puede darse si no es a través
de la liberación de l@s de abajo. En este sentido, La gota tiene
un objetivo más o menos mediato que debe orientar nuestras acciones y
esfuerzos: "nada que consolide al enemigo, todo lo que nos lleve a la
unidad".
En suma, entonces, La gota es un colectivo, una publicación, un
proyecto y un fondo al servicio de la lucha de l@s de abajo.
En el mes de marzo del 2008 hicimos una alianza con el grupo Doble
Resistencia, constituido por profesores que luchaban tanto contra la reforma a
la ley del ISSSTE del 2007 como por la democracia sindical y dentro del
movimiento RESISSSTE. Así se iniciaron las publicaciones conjuntas La
gota/Doble Resistencia.
Sin embargo en el mes de junio del año en curso ambos colectivos
concluimos que a lo largo de una labor conjunta de tres años, es innecesario
hablar de dos agrupaciones, que concurrimos en el mismo trabajo, compartimos la
forma de decidir, así como los objetivos de nuestro grupo. Elegimos el nombre
de La gota por su trascendencia histórica a través de más de una década, pero
además porque su nombre refleja la continuidad y persistencia y que este nombre
representa exactamente lo que somos: una gota que junto con otras formará un
torrente.
Obligaciones de los
miembros
En nuestro colectivo no hay niveles de participación, podemos decir
que somos goter@s todos aquellos que así deseen reclamarse y que además lean,
distribuyan, escriban, inviten, coticen o defiendan a la gota.
En el desempeño de estas actividades nos guía una premisa que
exponemos a continuación.
Nosotr@s no nos consideramos neutrales, ni mediadores, sino que somos
contendientes de un gran conflicto que tiene la sociedad permanentemente; el
trabajo vivo, representado por los hombres y las mujeres, por un lado, y el
trabajo muerto, cosificado, o sea, el capital que habiendo sido creado por
nosotr@s, no es para nosotr@s, sino contra nosotr@s, por las relaciones
sociales que hoy por hoy reinan aquí.
De tal manera que cualquier conflicto social –redondeamos–, por muy
disparatado que parezca, se inscribe en este otro grande y determinante, que
algunos le dicen la lucha de clases. Y como nosotros en ése grande tenemos
partido, pues también en los conflictos chiquitos tenemos preferid@s, l@s de
abajo.
Por eso nosotros hacemos la crítica sin concesiones al sistema de
patrones, empresarios, empleadores, adinerados, inversores… en una palabra,
capitalistas. Nuestra lucha es pues por la construcción de un sistema más justo
que el capitalismo, es decir el socialismo.
Política hacia otros grupos
Como antes lo mencionamos,
nosotros llamamos al diálogo, a la discusión, a la negociación de posiciones.
Para nosotr@s la unidad es una de las armas más contundentes que tienen los que
resisten y, consecuentemente el sectarismo es uno de los flagelos más tremendos
que debemos combatir. No es que estemos por esa idea tonta de que todo pleito
es malo, sino en la idea de que algunas diferencia se pueden negociar e incluso
posponer, cuando se está enfrascado en una lucha que nos atañe a las dos
partes. Creemos que muchas de las diferencias que hay entre l@s nuestr@s son
cuestiones tácticas, formas de querer resolver y ésas no se dirimen suprimiendo
al otro, sino discutiendo hasta quedar roncos y, sobre todo, esperando a que la
historia demuestre cuál forma es mejor, cuál produce mejores resultados. Esto
nos debe llevar a asumir las nuevas posiciones, enriqueciendo nuestro
aprendizaje.
Por ejemplo, en el momento actual luchamos por detener la violencia
institucionalizada, donde distinguimos dos tipos de violencia, la que atañe a
los de arriba como el secuestro, el robo y la extorsión y la que vivimos los de
abajo: la muerte. Así ahora participamos junto con otras organizaciones para
detener la violencia, porque esta guerra no es nuestra y entendemos como una de
nuestras tareas dar una explicación desde la lucha de clases de la supuesta
guerra de Calderón, así como proponer acciones que puedan ayudar en la unidad.
Una de estas acciones son las Kaminatas contra la muerte, propuesta que se hizo
a diversas organizaciones y que se empezó a llevar a cabo el 15 de julio del
2010, como una actividad consecuente y consecutiva a la campaña de anulación
del voto en las elecciones locales para gobernador.
Finalmente proponemos en primera instancia la unidad de acción, en
el entendido que es un proceso en el que se irá construyendo una relación que
puede trascender a otros niveles.
Chihuahua, Chihuahua, año 2011
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