domingo, 10 de febrero de 2013

Luego de 10 años de aplicarlos, los exámenes estandarizados no ayudan: ex funcionaria

Crece en EU el rechazo a la reforma educativa del club de los millonarios David Brooks Corresponsal Periódico La Jornada Domingo 10 de febrero de 2013 

Nueva York, 9 febrero. De Seattle a Texas, de Nueva York a Chicago, brotan rebeliones de maestros, padres de familia y hasta autoridades locales contra la imposición de los exámenes estandarizados impulsados por las llamadas reformas a la educación pública promovidas por algunos de los hombres más ricos del país y políticos de ambos partidos, incluyendo tanto al presidente Barack Obama como a su antecesor George W. Bush.


Críticos señalan que esta oposición se genera en el contexto de un estado que el año pasado impulsó un drástico recorte de 5.4 mil millones de las escuelas públicas, mientras sigue otorgando contratos como el de 500 millones a la empresa Pearson, firma que se dedica al negocio de los exámenes estandarizados en este país.
 
Por otro lado, la primera huelga magisterial en 25 años en Chicago, en octubre pasado, se enfocó no en salarios y prestaciones, sino contra la reforma de educación que busca someter a los maestros a un esquema de evaluación con base en los exámenes y sistemas diseñados con óptica empresarial, donde todo se mide en torno a metas de producción y estadísticas.


Algunos afirman que estas rebeliones apenas son los primeros indicios de la creciente oposición a las llamadas reformas educativas que han sido promovidas a lo largo de la última década, no porque los maestros, los padres de familia y estudiantes defiendan lo que había antes, sino, como afirma el destacado profesor de educación Bill Ayres, sino por una demanda de que todo estudiante goce de la misma educación de calidad que disfrutan los hijos de los megarricos y los políticos más poderosos, quienes impulsan, para todos los demás, una reforma que convierte a la educación pública en un mercado más.
 


 

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